20061115

Mi chica es post-electro

La primera y única advertencia de la mujer al otro lado del teléfono fue: "la banda está de malas, suerte". Yo esperaba en la línea para charlar unos minutos con Ladytron, la banda británica de electroclash y rocktrónica que durante semanas había esperado ver en directo. Por supuesto, la conversación no apuntaba bien: ellos estaban en algún lugar de Texas o Nuevo México y yo en una oficina donde el aire acondicionado amenazaba con sabotearme. Y claro, hablar con una estrella de rock que está de mal humor no es el highlight de nadie.

Reuben se puso finalmente al teléfono. La sorpresa fue que no había mal humor en la banda ni en mi interlocutor, que cómodamente charló conmigo sobre su música, su primera visita a México y la evolución del proyecto. Ah, también me hizo muchas promesas sobre lo que yo y otras dos mil personas íbamos a ver el fin de semana.

Ladytron cumplió cabalmente sus promesas.

La noche transcurrió entre gritos, sintetizadores con nombres pomposos, canciones nuevas y del recuerdo (desde Playgirl hasta Destroy everything you touch), y mucha electrónica de matices rockeros —o viceversa—. La gente se entregó a la banda que, sin disquera nacional ni difusión radiofónica, ha logrado que la gente coree sus temas de principio a fin. Hubo flashes de las cámaras digitales en ambos sentidos, mucha oscuridad, mucho entusiasmo y, al final de la jornada, satisfacción.

Y de mi para ellos: unas palmas.

A la salud de Zoé, Daniela y Jim, los exploradores y destructores.
Escuchando a Ladytron / "Witching hour" (álbum)

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