Cuando el banjo canta...

Béla Fleck & the Flecktones son lo mejor de lo mejor: un paraíso musical que viaja del jazz al folk, recorriendo los pasadizos intermedios del rock o el bluegrass. Su paso por Guadalajara inauguró su gira latinoamericana (la primera, de hecho). Su presentación en directo sólo fue una confirmación de lo que ya se me habían dicho de forma oral: en vivo son lo mejor. Efectivamente, los asistentes pudimos escuchar a cuatro de los mejores músicos populares del mundo, una experiencia de talentos que hicieron honor a su fama, y la rebasaron.

Llegaron arropados por su experiencia y por su más reciente trabajo, The hidden land. Lo cierto es que las grandes estrellas de la noche no fueron las piezas del recuerdo ni del nuevo material. Lo que realmente hizo vibrar a la gente fueron los solos, esos episodios de independencia musical donde cada instrumento parecía sonar como una compleja orquesta. Mientras tanto, el público se dividía entre quienes querían gritar su excitación y quienes clamaban un silencio total para verificar que lo que estaban escuchando no era producto de su imaginación.

Fleck (banjo), Wooten (bajo), Coffin (vientos) y Futureman (percusiones) demostraron que cuatro hombres son suficientes para alimentar con gran música el corazón de casi dos mil personas, para asombrar, para conmover hasta las lágrimas, para provocar que la audiencia aplauda de pie, muy de pie, casi sin tocar el suelo.

Personalmente, me quedo con ganas de ver un concierto de Béla Fleck en solitario, pero si mañana tocaran los Flecktones de nuevo en la ciudad, mañana los volvería a ver.

Escuchando a Chetes / Blanco fácil (álbum)