20060619

Sonorama, otra vez

Los pocos que disfrutamos del primer Festival Internacional Sonorama guardamos muy buenos recuerdos del evento: la frescura de Carrie, la potencia de Chikita Violenta, la revelación de Tristeza, y (claro) la totalidad de Yo la tengo, que se sobrepusieron al bache técnico que alargó su salida como final de culbrón y que fueron todo con cada canción: intensos, coreográficos, antológicos, cínicos, románticos, eclécticos, mágicos...

Recién reincorporado al viscoso mundo real, hago un recuento del FIS 2006, segunda edición de la bonita fiesta Sonorama, más modesta que la anterior sin ser menos, más realista en objetivos y más organizada.

--- Una entrada---
Al F. Bolko le tengo cariño. He pasado ahí algún cumpleaños, he visto a más de una banda en sus instalaciones y en general siempre me funciona. Aunque la diferencia entre el Foro Altero y el Bolko es, ejem, notable, la verdad es que llegué al lugar con buena disposición. Me parecía que la decisión geográfica y logística era una franca manifestación de cordura para una ciudad con un mercado indie aún inmaduro pero en crecimiento constante: vaya, es absurdo comprarle una cama king size a un feto en formación.

Cuando entré al local, la fiebre del suicida japonés había terminado, de modo que me instalé para ver a Movus. Arrancaron y yo me preparaba para bostezar. Afortunadamente, la banda que menos entusiasmo me causaba en el cartel sonó mejor que la última vez que los vi, sobre todo hacia el cierre de su participación. Más amalgamados y menos amateurs. Luego vino Yamamoto, discretos, sencillos y cumpliendo con el medio tiempo electroshy que la noche necesitaba.

--- El lujo ---
La emocionante y prometedora recta final inició con Maniquí Lázer. Imagen y gritos. Los de Ensenada saben que lo suyo es el ruido de diseñador. Eso predican y son siempre capaces de añadir acólitos a su secta con una facilidad tan posmosa que algún día podrían ser grandes en su liga. La gente se volcó, brincó... el suelo vibró. Sonidos graves aquí y allá, y de repente el rock nacional está de vuelta en los terrenos del baile violento. Lo triste: terminaron demasiado pronto.

Una pausa y Antoine Bédard subió con sus juguetes al escenario para ser Montag, el proyecto de electrónica que sigue caminos similares a los de Air o Four Tet. El canadiense abrió un vórtice donde sus melodías pletóricas de nostalgia, los motivos ADD ó AAD, los guiños mini-orquestales y la economía del momento simplemente te absorbían. Fue un momento de pura frescura, igualmente orgánico que digital. Grand luxe.

--- "Xiu Xiu, quiero ser como tú" ---
Hubo gritos de euforia. Al fondo, un insistente "we fucking love you" se repetía como loop. Y cómo no amarlos. Jamie y Caralee subieron al escenario y fueron estrellas. Ahí estaba Xiu Xiu y estaba yo y estaban otros y todos estábamos en Guadalajara. Me invadió una sensación similar que con Yo la tengo, pero en una versión menos épica y más lasciva. Siempre me ha parecido una banda muy sexual, y estuvieron ahí para hacernos mojar la cama.

"there will always be a headless neck
there will always be happiness
there will always be a handless wrist to crush
there will always be a hopeful heart to disrespect"

Arrancaron con Bog people, un inicio en lo alto para un concierto en el que sólo extrañamos Clowne Towne. Xiu Xiu fueron rotundos. Poco importaban los tiempos muertos entre canción y canción, en los que el dúo se rediseñaba para ser más y mejor en cada pieza. Ahí estaba todo: la tortura, el sufrimiento, la desazón, los acordes corrosivos, el ruido primitivo, la dulzura retorcida, la ionósfera post-rock, la emoción, las pieles enchinadas. Caralee entró en un trance somnoliento que me hacía querer besarla primero suave y luego agresivo y luego en sentido inverso. Jamie se acongojaba y daban ganas de abrazarlo clavando fuerte las manos en su torso, esperando que su cara se perdiera en mi caja toráxica. Luego, cuando se ponían violentos, se convertían en planetas con su propio centro gravitacional.

Su pinta seduce, su sonido mata. Sexo duro y caricias espontáneas. Canciones como taladros y canciones como cubiles. Ella y él: las víctimas óptimas para un menage a trois sin cuartel, o para jugar damas chinas: lo que con naturalidad nos traiga la ocasión. Dieron un concierto crudo para incluirlos en el almanaque sonoro personal.

"fabulous muscles
cremate me after you cum on my lips
honey boy place my ashes in a vase
beneath your workout bench"

En fin, un buen Sonorama. Una vez más fui solo y una vez más me sentí siempre acompañado. La música no abandona. En contraste, penosa, engorrosa y fastidosa resultó la gente que no va a los conciertos a escuchar, sino a ser escuchada (¿Aroah, anyone?). ¿Para qué compras un boleto para el directo de una o diez bandas si sólo vas a chelear o platicar? ¿Cómo dejas que bandas así te pasen de noche? Vaya, hay lugares y momentos para agitar el lavadero sin espuma, sin gastar 250 pesos de acceso y sin jorobar a nadie.

Como sea, dejando de lado las insignificancias, sólo una cosa queda por decir: "quiero Sonorama otra vez".

Escuchando a Xiu Xiu / Knife play + Fabulous Muscles + La Foret (Álbumes)