20061117

Moz: "El cantante es un fregón"

Hubo palmas, hubo gritos y hubo camisas sudadas (por Morrissey) volando sobre el público. Es cierto que la escena de los directos en Guadalajara ha tenido un sabroso levantón de un tiempo para acá y particularmente este año ha sido de los mejores. Sin embargo, hablar de Morrissey en tierras tapatías son palabras (y canciones) mayores.

Vaya, puedo ponerme muy mamón y redactar una croniquita a detalle pero una experiencia de esa magnitud no se transmite nomás con blah blah blah. La verdad es que el concierto estuvo muy cabrón, así simplemente. La Arena "Very Fucking Great" se vio favorecida por la presencia del post-crooner más errante del orbe. Temas como "Every day is like sunday", "How soon is now?", "Panic" y más recientes como "First of the gang to die", "You have killed me" y "Dear God, please help me" hicieron la noche inolvidable para los fans de Moz, quien fue histriónico, dramático, cínico, trágico y, sobre todo, muy comunicativo con el público.

Morrissey abrió con "William, it was really nothing" y cerró con "Irish blood, english heart". Antes del encore, el ex líder de los Smiths dijo al público en español: "el cantante es un fregón". ¿Cómo desmentirlo? Los 90 minutos rindieron frutos y se fueron como el agua. Lo que no se va es el recuerdo de la velada. Oh sí, aún resuena en mi cabeza el "Hang the DJ, hang the DJ, hang the DJ..."

Escuchando a Morrissey / Live at Earl's Court (album)

20061115

Mi chica es post-electro

La primera y única advertencia de la mujer al otro lado del teléfono fue: "la banda está de malas, suerte". Yo esperaba en la línea para charlar unos minutos con Ladytron, la banda británica de electroclash y rocktrónica que durante semanas había esperado ver en directo. Por supuesto, la conversación no apuntaba bien: ellos estaban en algún lugar de Texas o Nuevo México y yo en una oficina donde el aire acondicionado amenazaba con sabotearme. Y claro, hablar con una estrella de rock que está de mal humor no es el highlight de nadie.

Reuben se puso finalmente al teléfono. La sorpresa fue que no había mal humor en la banda ni en mi interlocutor, que cómodamente charló conmigo sobre su música, su primera visita a México y la evolución del proyecto. Ah, también me hizo muchas promesas sobre lo que yo y otras dos mil personas íbamos a ver el fin de semana.

Ladytron cumplió cabalmente sus promesas.

La noche transcurrió entre gritos, sintetizadores con nombres pomposos, canciones nuevas y del recuerdo (desde Playgirl hasta Destroy everything you touch), y mucha electrónica de matices rockeros —o viceversa—. La gente se entregó a la banda que, sin disquera nacional ni difusión radiofónica, ha logrado que la gente coree sus temas de principio a fin. Hubo flashes de las cámaras digitales en ambos sentidos, mucha oscuridad, mucho entusiasmo y, al final de la jornada, satisfacción.

Y de mi para ellos: unas palmas.

A la salud de Zoé, Daniela y Jim, los exploradores y destructores.
Escuchando a Ladytron / "Witching hour" (álbum)